TODO TIENE UN LIMITE…
En el
hospital Mercante de José C. Paz, dos individuos que entraron a buscar drogas,
terminaron abusando de una profesional que estaba en los dormitorios reservados
para médicos de guardia. Estos hechos no son
los primeros que ocurren, pero si son los más serios
“Empleados del Hospital Gobernador Mercante de la localidad
bonaerense de José C. Paz denunciaron esta mañana que una médica anestesióloga
de dicha institución fue abusada sexualmente por
dos hombres que ingresaron al área de descanso del personal.
El
hecho, según relataron varios empleados en la puerta del edificio, ocurrió ayer
en horas de la tarde, cuando la mujer se encontraba en el área de descanso del
personal médico. Hasta allí llegaron dos individuos y la atacaron.” http://www.lanacion.com.ar/1731552-violan-a-una-medica-en-un-hospital-de-jose-c-paz
J.C.Paz es
el segundo distrito más pobre del conurbano y la inseguridad reinante en el lugar es por todos conocida. Su intendente Carlos Urquiaga,
es el sucesor de Mario Ishii, uno de los conocidos “barones” del
conurbano bonaerense
El problema no se limita a este distrito.
La violencia está presente en todos los hospitales de la Capital y del Gran Buenos
Aires.
No hablamos de una situación de violencia
espontánea e individual generada ante un hecho desgraciado, falta de insumos o de
atención, se trata del ingreso a los hospitales de delincuentes que ponen en
riesgo a todo el personal de la salud y sus pacientes.
El grado de indefensión en nuestros
hospitales es tal, que este hecho no ocurrió en áreas de acceso al público,
sino que los sujetos llegaron a lugares de uso exclusivo del personal.
Sería un grave error pensar que se trata
de un fenómeno aislado, que sólo afecta esa zona. El Hospital Santojanni fue
invadido por patotas que se enfrentaron en su interior varias veces, también el
Penna y otros más, pasaron por momentos muy difíciles.
Los trabajadores de la salud estamos,
lamentablemente, cada vez más acostumbrados a atender las consecuencias de una
violencia social que crece sin cesar: hechos delictivos, de tránsito, desmanes
varios, enfrentamientos entre patotas o bandas, eventos deportivos que terminan
en tragedia, abuso de alcohol y drogas con un saldo trágico, se han convertido
en sucesos cotidianos para los servicios hospitalarios.
No podemos seguir permitiendo, que
mientras una colega es abusada salvajemente, las autoridades nacionales y de
todos los distritos minimicen y ninguneen el problema.
No hay forma de ejercer nuestra
profesión, de brindarle a la población los servicios que necesita, si no se
garantiza nuestra seguridad y dignidad personal.
Basta de promesas, sobre planes de
contingencia, alarmas y botones de pánico, se necesita una intervención global
sobre la violencia social que esta carcomiendo nuestra sociedad.
Necesitamos una repuesta de conjunto, la
seguridad de los trabajadores de la salud debe ser discutida por todos en cada
lugar de trabajo, los integrantes de todos los gremios sin distinciones debemos
exigir tanto las medidas necesarias en cada hospital como las iniciativas
generales que la sociedad toda necesita.
Nuestra absoluta
solidaridad con la colega del Mercante.
Hoy todos fuimos atacados.